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¿Para que sirve la Feria del libro?




Casi nadie sabe para qué está la feria del libro. Suponemos que es ir a comprar y a conocer algún autor en persona. Sabemos que se puso de moda y queda mal no haber estado ahí, como en La noche de los museos. Pasillos repletos en la semana y los fines de semana casi una salida obligada.

En realidad las Ferias del libro como éstas (una entre las más prestigiosas del mundo) es hacer negocios. Una semana antes de su apertura oficial se realizan las jornadas profesionales de toda la industria editorial. Los bibliotecarios somos parte de ella y por eso tenemos nuestras jornadas de actualización allí dentro, mientras se arman los stands, y nos da la posibilidad de recorrerla en tranquilidad y comprar nuestras colecciones. También son las jornadas de editores, ilustradores, traductores, entre otras. Se arman espacios especiales para rondas de negocios, donde se cierran contratos y se presentan nuevas oportunidades para el sector.

Para un bibliotecario ir a la Feria es perderse por los pabellones, correr de una punta a la otra buscando una sala porque empieza una presentación que nos gusta o interesa, es encontrarse de sopetón con un espectáculo que nos llama la atención.

Más que un paseo para nosotros es encontrarnos con un montón de gente de casualidad, toparse con conocidos y que te presenten más gente. Es ir a buscar las colecciones que amaremos este año, es cumplir los deseos de nuestros usuarios que están esperando ansiosos en sus lugares que les llevemos lo que nos pidieron. También es llevar a nuestros alumnos, futuros profesionales y adentrarlos en nuestro mundo cotidiano, presentarles su nuevo territorio. Creo que he aprendido más de bibliotecología en esos espacios que en las aulas, escuchando hablar a los más veteranos en charlas de café, convirtiéndose en mis mentores aún sin pretenderlo. Y ahora, de este lado, es maravilloso poder devolver el favor a los estudiantes de ser su nexo con personas motivadoras.

En este marco, presenté Bibliotecas Divertidas ante un auditorio amoroso. Amoroso de verdad, porque eran amigos todos, con el apoyo incondicional de los trabajadores de la Biblioteca del Congreso de la Nación que fueron parte fundamental. Como el libro habla de proyectos y trabajo en equipo con entusiasmo decidí que lo mejor era presentarlo con ellos, con el equipo que lo hizo posible. Martín Galli, Juan Cruz Gonella y Rosanna Cabrera estuvieron ahí haciendo el aguante y contando la experiencia. Rescato dos frases de ellos: “las bibliotecas pueden cambiar el mundo” y “serio no es lo mismo que aburrido”.

Les dejo por acá un resumen gracias a Javier Pernas, amigo, socio y realizador.










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