Pescadito en pantumedias

En clave de pantumedia
Volver a los talleres presenciales es pura magia. Pandemia mediante, esto no sucedía desde 2019.
A diferencia de una charla, los talleres apuntan a poner en la práctica algunos conceptos con la esperanza de que sirva para algo y que salgamos trasformados luego de un par de horas juntos. Así fue en Santiago del Estero, que nos reunimos en la feria del libro por invitación y gestión de la biblioteca pública 9 de Julio, los colegas amigos y la Subsecretaría de Cultura de Santiago más la federación de bibliotecas populares que hicieron todo lo posible y más.
Entiendo que estamos a fin de año y ya las neuronas no quieren saber más nada y estamos más cerca del pan dulce que de la planificación, por lo que les prometí (me desafié) a que en un día podíamos sentar las bases de las acciones 2023 y que las anotaciones de ese encuentro les resolverían las ideas de todo un año. Fue mucho más que productivo.
Participaron bibliotecas populares, escolares, universitarias y por supuesto, estaban presentes todos los empleados de la pública.
El encuentro incluyó paseo por el tren de la ciudad hasta La Banda junto a ellos en plena siesta (me estafaron, me dijeron que allá se dormía por la tarde pero doy fé que en su lugar me sacaron a pasear).
Destaco la presencialidad porque las ideas que surgieron avanzaron “por el pasillo”, es decir que fueron encontrando ahí mismo y en ese mismo instante lo que necesitaban, sus recursos nuevos. Gestionaron mientras caminaban por la Feria del Libro. Cambiaron las explicaciones, los “pero y lo que pasa es que…” por un “Acabo de conseguir a los capacitadores en lenguaje de señas”. Reflexionamos entre todos, se pasaron datos en el mismo lugar y crearon redes entre ellas. Pensaron proyectos poniendo cada uno su don y planificaron en equipo con objetivos comunes, sumando sus saberes a los planes ajenos. Fue increíble. Incluso compañeros de trabajo se atrevieron a contar cuáles eran sus fortalezas en voz alta, sin vergüenzas con el fin de pensarse como unidad.
Pensamos en la posibilidad de crear la carrera de bibliotecología en la provincia, nos entusiasmamos con la formación, se aportaron contactos, lazos para que sea una realidad.
De paso, ya tendrán los libros en Santiago, pueden comprarlos en las biblioteca populares y las ayudan a ellas también.
Gracias especiales a Melcy Ocampo, Ana Cristina y Antonia Pérez. Amigas, colegas y tremendas laburantes que hicieron posible esta maravillosa e inolvidable experiencia.
PD: Y si, se hizo entrega del premio pantumedias a Gladys de la biblioteca popular local, la primera en decir la palabra clave.